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Cómo transformar las emociones

Cómo transformar las emociones

¿Qué son las emociones?

Según el diccionario, emoción es una turbación súbita o agitación pasajera producidas por un sentimiento de miedo, sorpresa, alegría, cólera, etc.
Es evidente que una definición así no puede explicar los complejos cambios fisiológicos y químicos en el cuerpo que se perciben como un estado del ser.
Lo cierto es que las emociones determinan cómo experimentamos la vida, y cómo respondemos a ella.
Las artes han reflejado los diversos estados emocionales de poetas, pintores, músicos de todos los tiempos.
La neurociencia explica que producimos químicos llamados neuro-péptidos que se adhieren a receptores específicos en el cuerpo haciendo que experimentemos ciertos estados, ciertas emociones, tristeza, alegría, euforia, etc. Es decir que nuestro sistema está continuamente influido por diversos neuro-péptidos que nos hacen responder a diferentes estímulos. Nuestra habilidad para recibir la información química que producimos y la posibilidad de responder apropiadamente a los estímulos se ven dañadas cuando los receptores se dañan bajo determinadas circunstancias.
Estamos inmersos en una cultura que intenta suprimir muchos estados emocionales, muchas veces por medio de medicación como los antidepresivos, que actúan a nivel de la química cerebral y otras a través de diversos mensajes que nos impulsan a ser positivos, al punto de hacernos sentir que si nos sentimos tristes o deprimidos es por nuestra propia negatividad.
Lo cierto es que estos intentos por borrar ciertos estados emocionales nos han hecho resistir a fluir con la vida y sobre todo con escuchar los mensajes sabios que nuestro propio cuerpo nos envía.

Somos una entidad psicofísica

Si bien la idea de un ser humano compuesto de cuerpo y mente existe desde la antigüedad, el concepto de entidad psicofísica indivisible es relativamente moderno. Incluso hoy en día no somos totalmente conscientes de esta unidad psicofísica que hace que todo lo que nuestro cuerpo experimente tenga una consecuencia en la mente y las emociones y viceversa. Aún continuamos viviendo en la vida de manera fragmentada. Hacemos ejercicios “para el cuerpo”, meditamos para tener “paz mental”, pero nos cuesta vernos de manera integrada y completa.
La tensión muscular es la manifestación más clara de alguna resistencia emocional afectando todo el funcionamiento de una persona.
Los patrones de tensión generan interferencia en muchos niveles como la respiración, la digestión, e incluso la circulación.
En estados de miedo y ansiedad es muy común que experimentemos algún tipo de variación del llamado “patrón de sobresalto” que representa, en condiciones normales, una defensa frente al peligro. Frente a este estado de tensión muscular general que interfiere con nuestro sistema músculo esquelético también nos volvemos incapaces de dejarnos ir a un estado abierto, equilibrado y receptivo. Este tipo de tensión habitual también tiene un efecto muy profundo sobre nuestra vida emocional.

¿Cómo transformar nuestro estado emocional?

Para transformar las emociones necesitamos en primer lugar evitar todo intento por cambiar de manera directa lo que estamos sintiendo. Es importante no escapar o resistirse a lo que nos ocurre. Aunque pueda parecer incómodo y doloroso observar emociones desagradables, el deseo de dejar ir y entregarnos al proceso puede significar el comienzo de un cambio en nuestras emociones.
Ampliar nuestro nivel de consciencia nos permite reconocer de manera auténtica las emociones y también nos ayuda a ejercitar la observación de lo que está sucediendo a nivel físico. Por otra parte, también podemos desarrollar el aprendizaje de la observación hacia la forma como respondemos a la vida, a los estímulos que se nos presentan y esto nos permite tomar una pausa antes de ejercer cualquier acción o acto. Ser más conscientes nos ayuda a darnos cuenta que podemos elegir antes de actuar de manera automática o inconsciente.
El trabajo con la Técnica Alexander posibilita una conexión dinámica dentro de nosotros mismos, interrumpiendo patrones habituales y cíclicos en nuestro sistema y creando la posibilidad de libertad física y emocional. Cuando el proceso de tomar consciencia se pone en funcionamiento también se activa la posibilidad del cambio.

”El viaje hacia la libertad emocional es un proceso inmenso, ciclos y cambio. Requiere trabajo continuo, compromiso, coraje y conciencia no sólo para encontrar lo que sentimos y sentir lo que sentimos, sino hacer de forma consistente elecciones de respuesta y acción que estén alineadas con nuestra propia naturaleza.” Raewyn Haywood