Quienes han estado frente a un público cantando, actuando, tocando un instrumento o realizando cualquier actividad escénica, saben que los nervios, el pánico y la ansiedad son emociones y sensaciones que muchas veces afectan un desempeño óptimo.
Judith Kleinman y Peter Buckoke son ambos músicos y profesores de la Técnica Alexander en la Royal College of Music de Londres, donde aplican sus conocimientos sobre la Técnica en el trabajo con los músicos. Ambos escribieron un libro llamado La Técnica Alexander para músicos[1], en el que explican cómo la mayoría de las afecciones que tienen los músicos, provenientes de las largas jornadas de ensayos, el esfuerzo muscular y los nervios durante las funciones, pueden ser aliviados en gran medida a través de la aplicación de los principios de la Técnica Alexander.
Generalmente la ansiedad escénica proviene de distintos tipos de miedos como el miedo a la equivocación, miedo a no ser tan buenos músicos, miedo a tener una pérdida de memoria al momento de tocar o cantar. Aunque la lista puede ser infinita, cualquiera sea el miedo o la combinación de miedos, puede obstaculizar la forma en que se toca un instrumento, o la manera en que se comunica a la audiencia. Como resultado de estas emociones, el cuerpo se tensa de distintas maneras, de modo que se manifiestan en todo el ser psicofísico.
Una primer pregunta que puedes hacerte como músico es ¿Cómo te sientes en tus conciertos?, esto permitirá que evalúes la manera en que reaccionas emocionalmente a una situación de concierto, más allá de cuánto es lo que has ensayado o lo incorporado que tengas el repertorio en tu práctica. Si sientes pánico, miedo o ansiedad, éstos pueden arruinar tu desempeño y harán que no puedas confiar en tus propias habilidades musicales.
La siguiente pregunta sería ¿Cómo te sientes después de tus conciertos? Muchas veces como músicos sentimos que pudimos haber tocado o cantado mucho mejor, sin embargo, es importante darnos cuenta que siempre ponemos todo lo que tenemos a nuestra disposición en ese momento cuando estamos frente a un público. Aceptar que hicimos lo mejor que pudimos en ese momento nos libera de tener pensamientos derrotistas que nos hacen sentir frustración. Una actuación frustrante debe llevarte a pensar cómo transformar tu miedo escénico más que a pensar que necesitas mucho más tiempo de práctica y ensayo intenso.
El patrón de sobresalto, o reflejo de sobresalto, es una respuesta automática incorporada en nosotros, que se detona en situaciones de miedo o estrés. Ciertos químicos son liberados en nuestro sistema para aumentar el pulso cardíaco, respirar de manera más corta y más rápida, y otras reacciones que nos hacen estar alertas ante el peligro. Aunque tocar en un concierto nada tiene que ver con los peligros relacionados con la supervivencia, muchas veces el miedo y ansiedad escénicos pueden detonar las mismas reacciones en nuestro sistema, haciendo que nos enfoquemos más en estas sensaciones que en la música.
El sólo hecho de auto-observarnos nos permite intervenir en las respuestas que damos a los estímulos, de modo que podemos darnos instrucciones conscientes para modificar esta situación. La tensión en el cuello es parte del patrón de sobresalto, por lo tanto liberar el cuello es un primer paso para cortar con estas reacciones en cadena. Cuando se experimenta ansiedad escénica se pierden la libertad en los reflejos de equilibrio del cuerpo, esa es la razón por la que es muy importante que aprendas a llevar ese equilibrio a tu concierto. Si percibes que no estás libre en tu equilibrio, piensa en liberar tu cuello, piensa en el peso sobre tus pies, y busca movimiento en todo tu cuerpo. Al mejorar tu sentido de equilibrio reducirás esta ansiedad.
Cuando tenemos tensión innecesaria en alguna parte de nuestro cuerpo generalmente se afecta nuestra respiración, haciéndose alta, corta y rápida. Pregúntate mentalmente ¿estoy realizando tensión extra en mi parte abdominal mientras el aire ingresa a mis pulmones?, ¿se están moviendo las costillas libremente?, ¿estoy sosteniendo tensión en mi garganta? Estas simples preguntas te llevarán a autobservarte un poco más y así a deshacerte de fijación o tensión que te impiden una respiración fluida.
Una forma de liberarnos de la tensión es tomar consciencia de cuáles son nuestros patrones de rigidez. Busca en ti mismo si existe tensión innecesaria en alguna parte de tu cuerpo en particular y pon atención a los síntomas de nerviosismo que aparecen. Aceptar todo lo que observas sin intentar modificarlo de manera directa ya es un paso para que estos síntomas comiencen a transformarse por sí mismos. Una vez que reconoces tus patrones negativos puedes dar mensajes a tu sistema que contrarresten tu patrón negativo, como por ejemplo “dejo que mi cuello se libere”, “suelto mis hombros”, “respiro libremente”. Es importante que sepas que el reconocer tus patrones y transformarlos a través de las direcciones o mensajes que te das a ti mismo es algo que puedes realizar tanto antes, durante o después del concierto.
Si, aún después de haber hecho este recorrido mental por tu cuerpo y detectado tus patrones de tensión, estás teniendo problemas para restaurar tu equilibrio natural, la postura de descanso constructivo te puede ser de gran utilidad. Se trata de que te recuestes en el piso, con las piernas flexionadas y tu cabeza apoyada en una superficie de modo que esté alineada con tu espalda, utilizando un par de libros debajo de tu cráneo. Puedes apoyar tus manos sobre tu torso y mantener tus ojos abiertos para no dormirte y estar alerta a todo lo que sucede a tu alrededor. Permanecer unos veinte minutos en esta posición ayudará a que tu cuerpo se libere de tensión y que tu respiración se vuelva más fácil y fluida.
El querer dar una “actuación perfecta” no es el mejor camino para disolver tu miedo escénico. En un concierto necesitas una enorme flexibilidad. La ansiedad escénica se evapora frente a la flexibilidad. La Técnica Alexander es una herramienta que nos ayuda a reconocer patrones habituales de tensión que, en la mayoría de los casos, están íntimamente relacionados con emociones y pensamientos. Cuando activamos nuestra mente para reconocer cuáles son nuestras tensiones frecuentes que se vinculan al miedo y ansiedad escénicos, damos el primer paso para flexibilizarnos con lo que nos está sucediendo, y por otro lado es una manera de estar presentes en lo que estamos haciendo y no divagar mentalmente entre el pasado y el futuro.
Para concluir, quiero transcribir una cita de F. P. Jones con la que Kleinman y Buckoke inician el capítulo sobre ansiedad escénica:
“Tu condición emocional es por lejos más influyente en tu actuación que horas y horas de práctica. Hay músicos-algunos dicen que hubo más en el pasado-quienes obtienen más placer de una actuación mientras la realizan, quienes siempre ejecutan fácilmente y bien, y quienes se usan a sí mismos tan eficientemente que sus vidas profesionales y sus vidas naturales coinciden. Hay otros, por otro otro lado, con igual talento y entrenamiento, a quienes las presentaciones y práctica se les hacen agotadoras, y cuyas vidas profesionales se truncan a causa de perder el control de las habilidades que han adquirido. Ellos ponen mucho más empeño en resolver los problemas técnicos de los que los resultados justifican, y en última instancia, descubren que han agotado sus reservas de energía. Si entendieran el uso de sí mismos, así como entienden el uso de sus instrumentos, tales obstáculos serían mucho menos frecuentes.”
De esta manera, los autores de La Técnica Alexander para músicos exponen de manera clara y concreta, una forma de manejar de manera consciente las causas que llevan a los músicos a desarrollar miedo escénico y enumeran algunas posibles soluciones que parten de principios fundamentales de la Técnica Alexander, una técnica que nos hace responsables de nosotros mismos y que nos ayuda a reconocer nuestros esquemas de reacción habitual ante diversas situaciones para promover en nosotros mayor libertad física y mental.
[1] Kleinman, J. y Buckoke, P. (2013) The Alexander Technique for Musicians. Londres: Bloomsbury
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